martes, 8 de junio de 2010

Drogas, sexo y libertad

Andar hacia la facultad tiene la ventaja de que te concede el tiempo y la tranquilidad necesesarios para pensar en cualquier cosa. Curiosamente es el momento en que cruzo el puente cuando se me ocurren las ideas más sorprendentes.

Hoy he pensado durante esa media hora de camino sobre lo que quiero en mi vida, sobre lo que me reportaría el matrimonio con un señor millonario de esos que a mi familia tanto les gustan para mí o si prefiero una vida algo más... bohemia. Llamémosla así a falta de un vocablo mejor, un vocablo que no encuentro pero que seguramente esté en algún lugar del diccionario, que para eso tenemos un idioma tan bonito. Pero bohemio ha adquirido tintes ligeramente negativos. No quiero ser una niña rica que quiere aparentar ser pobre y creativa. Quiero ser creativa y con el dinero suficiente para vivir. Y yo nunca he sido de eso.

Las fantasías Disney han sido sustituidas, repentinamente, por otro tipo de fantasías sobre la libertad, las drogas y el sexo. ¿Un paso hacia la madurez? creo que esto no es más que un poco de involución, que como hoy debería haberme sentido a los 17 y no ahora, que siento que me estoy volviendo rebelde a los 24. Aunque, pienso, también, que es porque ahora, por fin, sé cómo soy, no aún quién soy, pero es que esa es una pregunta de respuesta más difícil. Pero bueno, hemos avanzado algo en la búsqueda del yo. No quiero morirme sin haber vivido. Utilizando vivir como sinónimo de experimentar. Creo que las fantasías que de repente me invaden son de lo más punk que he tenido nunca. Pues eso, a los 24 a punto de terminar la carrera. Tal vez sea por eso, por la inminencia de la llegada de mi vida.

Dios, creo que he bebido demasiada cerveza... mi estómago me está gritando que he bebido demasiada cerveza. Mi cerebro susurra que no ha sido tanta.


Si has llegado hasta aquí, enhorabuena. Yo lo habría dejado antes de empezar.

1 comentario:

Titoíto dijo...

¿Por qué esperar? ¡¡Empieza a vivir ya!!