Aquella tarde en el parque me cantó una canción que se inventó sobre la marcha, que sonaba a Kiko Veneno y que no hablaba de nada, sólo de lo guapa que era y de la tortilla de patatas.
Aquel día yo era una princesa y el corcel blanco era una bicicleta morada.
Yo era del color del marfil y el era un indio sin domesticar.
Y todavía hay quien me pregunta por qué le echo de menos.
2 comentarios:
Te iba a postear sobre la una dependecia a la droga de su pipa pero luego he caido que iba a sonar muy obsceno... pero tu ya sabes a lo que me refiero (obscenidades aparte xDDD)
Hola. He estado viendo tu blog y me gusta bastante. Te dejo mi dirección por si quieres hacerme una visita:
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Un saludo.
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