Pero apareces de nuevo y los vuelvo a notar y me entran ganas de vomitarlos. De llorar por la muerte de cada uno.
Se hacen una bola y me suben por el esófago, hasta la garganta... a punto de salir... y bajan de nuevo, a mi estómago.
Mi cálido y oscuro estómago, atestado de cadáveres cuya muerte tú provocaste.
Mi cabeza dentro de un váter en el que sólo caen lágrimas.
Mi cuerpo convulsionado por unas arcadas que no conducen al vómito.
Y yo sólo quiero que esto pase.
¿Cuándo va a terminar?
al final lo he vomitado
1 comentario:
Esta historia me suena demasiado...yo también camino por ese finísimo hilo.
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