Mi vida estudiantil hasta el momento se podría resumir en un conjunto de decisiones erróneas tomadas, en mayor o menor medida, por la presión familiar.
Cada vez que me he quejado por la mala decisión tomada y he argumentado ante ellos que si elegí aquello fue porque era la única opción que me dejaban, me decían, muy convencidos: "oh, ni hablar, tú siempre has podido elegir lo que quisieras y nosotros nunca hemos dicho nada. Y si lo hemos dicho, no tenías por que hacernos caso".
Cuando casi 25 años después tomo mi propia decisión, nadie está dispuesto a apoyarme porque, por supuesto, se trata de una mala idea.
Pero ¿resulta tan difícil entender que yo sólo quiero tomar mis propias decisiones? ¿entender que si resultan ser malas ideas sea yo la única responsable?
Y es que yo sólo quiero que mi vida sea mía.