sábado, 13 de septiembre de 2008

Orejas puntiagudas: Aquelarre.

- Hoy he recordado que él tenía los ojos de Hugh.

- ¿Heffner?

- No, Grant.

- Ah, pues muy bien.

- Sí. También he recordado el sabor de la sangre y no sé por qué, si estamos tan llenos de hierro, somos tan frágiles.

- Acabas de decir una tontería. Muy grande.

- Lo sé. Siempre he deseado ser inteligente.

- La inteligencia se cultiva.

- Sí y la vida hay que vivirla uno mismo, no escucharla por boca de los demás.

- Pero los consejos son útiles.

- No, los consejos no son más que juicios que hacen que te sientas peor aún. Si es que eso es posible.

- Hoy te noto bastante pesimista. Más que de costumbre.

- ...

- ¿En qué piensas?

- En sus ojos.

2 comentarios:

Titoíto dijo...

La sangre es muy sabrosa :)

Anónimo dijo...

Me ha encantado ese texto, sobre todo con lo de la sangre...

Besos!!