Creo que emito alguna especie de hormona que obliga a la gente que la percibe a cambiar su comportamiento hacia mi.
Pasan del amor a la aversión en cuestión de horas.
O del desdén a la deferencia.
Pero yo, que no soy científica, a lo mejor me equivoco y no se trata de una hormona. Sino, tal vez, de una revelación divina. O del efecto secundario de alguna medicación.
2 comentarios:
Sin conocer el caso, te diré que cuando me ha pasado a mí que la gente a cambiado de esa manera de actitud hacia mí se solía llamar la película HIPOCRESÍA.
Y no te preocupes, a mí siempre me producirás ganas de empujarte :P
Entonces yo debo tener un problema de olfato. Curiosamente, las primeras veces que te vi, no me resultaste tan maja como más tarde.
Publicar un comentario