viernes, 11 de diciembre de 2009

Sobre si mismo

El cielo se volvió gris y al mirar hacia arriba, empezaron a caer, sobre su cara, gotas de una lluvia cálida.

Cálida como un abrazo, como un aliento extasiado, como el interior de una mujer.

Y creyó, por un instante, que la lluvia era una proyección de si mismo.

Cayendo sobre si mismo.

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